dijous, 19 d’abril del 2012

LEYENDA DE SANT JORDI

Hace mucho, mucho tiempo, el pueblo de Montblanc era devastado por un monstruo feroz y terrible, que podía caminar, volar y nadar, y tenía un aliento tanto maloliente, que desde muy lejos con sus bocanadas envenenaba el aire y producía la muerte a todos los que lo respiraban.


El monstruo era el estrago de los rebaños y las personas, y por toda aquella comarca reinaba el terror más profundo. Preocupados por la situación, los habitantes de Montblanc pensaron en dar al dragón, cada día de comer a una persona, para intentar calmarlo.El problema, era encontrar a la persona que quieras sacrificarse cada día para ser devorada por el dragón.
Y así fue como después de una larga discusión, los lugareños decidieron sortear cada día quién sería la persona que iría a parar al estómago del dragón. Y así lo hicieron, y parece ser que la jugada les salió bien, el abominable bestia se debería sentir satisfecha, porque dejó de hacer estragos y maldades por aquellas tierras.

Pero he aquí que un día, la suerte hizo que le tocara ser devorada a la hija del rey. La joven princesa era muy simpática, amable, bonita y elegante. Tenía el corazón de todos los ciudadanos robados, y por este motivo cientos se ofrecieron para sustituirla. Pero el rey, afligido y dolorido, fue justo y severo, su hija era como cualquier otro. Si le había tocado tenía que ir.

Y así fue como la joven doncella salió del castillo para encontrarse con la bestia mientras todo el pueblo miraba desconsolado y afligido, como la princesa se dirigía hacia el sacrificio. Pero mientras la chica se dirigía hacia la guarida del monstruo, un joven caballero, con una brillante armadura, montado sobre un caballo blanco, se presentó. La doncella le miró y le advirtió:

- Huid! huid rápidamente de aquí! noble caballero, si os quedáis por aquí, aparecerá la bestia y sólo os vea os devorará.

El joven caballero, la miró y le contestó

- No os preocupéis joven donzella.Si estoy aquí es porque he venido expresamente. He venido desde muy lejos para protegerse a usted ya liberar a tu pueblo de esta fiera.

No tuvo tiempo ni de decir esto, que de repente salió la fiera, ante el horror de la princesa y el gozo del caballero. Comenzó una intensa pero breve lucha, hasta que el caballero le clavó una buena estocada con su lanza, que dejó malherida a la terrible bestia y la mató. De la sangre que salió, surgió rápidamente un rosal, con las rosas más rojas que la princesa hubiera visto nunca, rosal del que el joven caballero en cortó una rosa y le ofreció a la princesa.